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Del río y la selva a la mesa: los sabores y la oferta gastronómica de Formosa

Una cocina que fue mezclando conocimientos de etnias guaraníes y costumbres hispanas con frutas, carnes y verduras locales, la gastronomía formoseña atraviesa las mesas de restaurantes, hoteles, bares, cantinas y hasta en puestos callejeros que "mantienen viva" la cultura culinaria de la provincia.


Pescados de río a la parrilla, bori borí de gallina, asado a la estaca, chipas de todo tipo, sopas paraguayas y alitos figuran entre los principales platos de la cocina litoraleña que los turistas pueden disfrutar en Formosa, que también en la gastronomía se expresa como una de las provincias de mayor biodiversidad a través de los productos que ofrecen sus llanuras, la selva y el bosque tropical.


Con una cocina que a través de los siglos fue mezclando los conocimientos de las distintas etnias guaraníes de la zona y las costumbres hispanas con frutas, carnes y verduras locales, la oferta gastronómica formoseña atraviesa las mesas de restaurantes, hoteles, bares, cantinas y hasta en puestos callejeros que parecen sostener un acuerdo tácito para "mantener viva" la cultura culinaria de la provincia.


Así, quien visite las diferentes localidades de Formosa podrá disfrutar entre sus ríos, bañados, montes verdes y lagunas de un servicio de gastronomía variado que se caracteriza por su regionalidad y comidas típicas de la zona con preparaciones basadas en harina de maíz y queso, como la denominada "sopa paraguaya" que se sirve en forma de pastel, el borí borí de gallina, que consiste en una albóndiga de esa mezcla con relleno de carne de ave.


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En tanto, las empanadas formoseñas, rellenas con charque o pescados, compiten en los menús de los restaurantes con las setenta variedades de chipá que circulan en la región, como la chipá guazú -que lleva choclo-, la rellena -con carne, verduras o jamón-, o los "frititos" de pacú, yacaré o surubi, con bastones de mandioca y escabeches varios.


Además, en cualquier esquina de Formosa el turista puede encontrar al popular chipero, con su canasta en la cabeza, para comprar un bocado y acompañarlo con el tradicional "cocido quemado", una bebida elaborada con yerba con azúcar quemadas con un carbón.


Las principales cadenas hoteleras también ofrecen diferentes tipos de lomos como el "Lomo de mi Tierra" que consiste en un tournedo de lomo vacuno crocante con vegetales salteados y mbeyú, una tortilla de almidón de mandioca con queso.


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El surubí es un plato obligado, que después del bori bori y la sopa paraguaya no debe faltar en la lista de degustación dado que este pescado de río se puede combinar con un grillado en salsa de limón o crema limón con vegetales salteados.


Otro de los platos del patrimonio culinario local que se destacan para el invierno son el guiso formoseño, con chorizo colorado o de cerdo, y el "alito", una comida urbana compuesta por pan de miga, pollo, vegetales y queso gratinado, entre capas de carne.


En base a esta variedad de platillos del NEA, en el polo gastronómico del Paseo Ferroviario de la capital formoseña hay locales que ofrecen esas comidas típicas, además de frito de yacaré; la picada rosaguarú -que tiene sopa paraguaya, bastones de mandioca, bolas de queso paraguayo, chori oschi (una salchicha con queso y picantes) y salsa criolla; un trago que llaman "La Siestita" y un postre con crocante, crema y mousse de mango de los árboles que crecen en el mismo predio.



Fuente: TELAM


 
 
 

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